¿El bruxismo se puede tratar?
El bruxismo es una actividad muscular mandibular repetitiva, caracterizada por apriete y rechinamiento dentario. Se considera un fenómeno regulado por el sistema nervioso central, principalmente, e influido por factores periféricos.
Tiene 2 manifestaciones circadianas distintas: puede ocurrir durante el sueño -indicado como bruxismo de sueño- o durante la vigilia -indicado como bruxismo despierto-.
El bruxismo es mucho más que solo el desgaste que podemos observar en los dientes: de hecho, se asocia con dolor orofacial, cefaleas, trastornos del sueño, trastornos respiratorios durante el sueño como el síndrome de apnea e hipoapnea del sueño, trastornos del comportamiento o asociados al uso de fármacos. Además, se ve influido por factores psicosociales y posturales, lo que indica que parafunciones oromandibulares, los trastornos temporomandibulares, la maloclusión, los altos niveles de ansiedad y de estrés, entre otros, podrían influir en la ocurrencia de bruxismo. Su etiología es considerada hoy como multifactorial.
Desde el punto de vista etiopatogénico, el bruxismo se puede clasificar como primario/idiopático cuando no hay comorbilidades médicas asociadas, y de tipo secundario/iatrogénico cuando se relaciona con enfermedades médicas o provocado por la ingesta de determinados medicamentos.
¿El bruxismo se puede tratar?
Antes de planificar una aproximación terapéutica, se debe establecer en primer lugar el diagnóstico; si se tratara de un bruxismo primario es más adecuado hablar del manejo del mismo, y en caso de bruxismo secundario podríamos hablar de tratamiento puesto que, de solucionar la causa, este fenómeno podría resolverse.
En muchos casos, no es necesario realizar un tratamiento. Pero las consecuencias del bruxismo pueden ser muy severas y esas deben evitarse.
Un diagnóstico oportuno podría evitar daños a nivel oclusal, como desgastes, fracturas y/o movilidad dentarias, así como también cefaleas y dolor a nivel de la articulación temporomandibular y musculatura masticatoria. Por otra parte, un bruxismo severo por un periodo de tiempo prolongado puede llevar a una hipertrofia de los músculos masetero y temporales.
El tratamiento puede incluir:
- Dispositivos oclusales.
- Terapias psicológicas.
- Técnicas de relajación.
- Manejo de la tensión y dolor muscular cervical.
- Manejo de la tensión y dolor muscular orofacial.
- La farmacología.
- Posturología.
- Etc.
La Quiropráctica puede ser un complemento esencial en el tratamiento odontológico del bruxismo. Muchos tratamientos odontológicos no son exitosos debido a diferentes alteraciones cervicales que alteran la posición de la cabeza en el espacio, lo que se traduce en una mordida alterada o que nunca logra el reposo normal.
Esto tiende a dañar la dentadura o fracturar los dispositivos oclusales indicados. Por lo tanto el tratamiento o manejo debe ser idealmente entregado por un odontólogo especialista (TTM) y un Quiropráctico que pueda eliminar la tension muscular craneo-cervical y lograr un equilibrio de fuerzas musculares anteriores y posteriores cervicales. Esto ayuda a corregir la postura, elimina el dolor cervical, orofacial, temporomandibular y complementa de forma exitosa el tratamiento odontológico.
Si tienes otras dudas puedes revisar nuestra sección de Preguntas Frecuentes, o comenzar ahora con tu tratamiento agendando una hora con nosotros